Isla Negra

Hola hola hola ¡Qué día el día de hoy!

Nos levantamos a las ocho, desayunamos y 8.45 estábamos en la combi. En dos horas llegamos a Isla Negra. El camino es precioso, tipico de montaña, con subidas y bajadas, vueltas y más vueltas. es un camino que recorre sembradíos en ladera, barrios de casas en alto todas de otro color, muy muy bonito...y la montaña imponente circundándonos.
Llegamos a la casa de Pablo Neruda y a partir de ese momento fue entrar en otra dimensión. La casa es tan tan original (semeja un barco y está construida a lo largo) y única, tan lujosa y sencilla, tan viva y tan museo.
Está todo todo plagado de objetos que coleccionaba Pablo: mascarones de proa, caracoles, barcos en botellas, ceniceros, instrumentos musicales, muñequitas, etc. etc. Pablo Neruda decía que él no era un coleccionista, sino un "cosista", porque adoraba juntar cosas, sobretodo aquellas que estuvieran relacionadas con las habilidades manuales para las que se consideraba muy torpe.
La vista es increíble ya que de forma panorámica desde todas las habitaciones se ve el mar, crispado, de un azul profundo, con las olas rompiendo casi casi dentro de ella.
No podíamos dejar de emitir todo tipo de exclamaciones a medida que íbamos transitando por el lugar. Nos embriagaba el asombro, la ternura, la emoción. Para los que amamos a Pablo Neruda desde hace mucho fue un sueño cumplido. Poder tocar su escritorio, su lapicera, su mesa de luz... en fin...
Los chicos estaban impactados, conmovidos y sobretodo disfrutando con curiosidad todo lo que veían. No dejaron de preguntarles a los guías sobre lo que les llamaba la atención o sobre algo que no les contaban y querían saber más.
Son un bombón todos juntos y cada uno en particular. Es conmovedor poder ver cómo reacciona cada uno y qué le va pasando con lo que ve, con lo que escucha.
Es cierto que estamos juntos hace solo dos días, pero siento que los conozco desde siempre y que podría seguir con ellos haciendo mil cosas; además entre ellos todo fluye, se llevan bien, comparten, se divierten...
Almorzamos frente al mar en un típico bodegón de playa y después un rato largo a la playa: jugaron a la pelota, juntaron caracoles, nos metimos hasta las rodillas en el agua, nos tiramos en la arena...
Ya de vuelta en el hotel,trámites: cambio, teléfono, mails, ducha, reposo y a las 9 cena.
Hoy nos quedamos en el hotel, después de cenar estamos organizando juegos con cartas y otros implementos y les tengo preparada una sorpresa "dulce".
Nos vamos despidiendo. Ya seguiré escribiendo a la vuelta, porque mañana no paramos de hacer actividades hasta subir al avión.
Chaucito